SE DESPEÑA PEÑA

Cantidades impresionantes de tinta y una explosión del ingenio nacional –ese ingenio que transforma las tragedias en risa y colma las sobremesas, pero que distrae la atención del fondo de las cosas para llevarla a la anécdota amena, jocosa, hiriente, irónica-, ha provocado la presencia -desafortunada para él- de Enrique Peña Nieto –le pondré Licenciado cuando me lo autorice sin rubor la Universidad Panamericana-, en la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara, a la que fue a presentar un libro suyo, que seguramente no escribió.

Se ha dicho en múltiples editoriales y comentarios, que a cualquiera se le olvida el nombre de un libro o de un autor, lo que es muy cierto; que es de humanos errar, lo que es también indiscutible, pero estos argumentos defensivos, en este caso, parecen más una distracción que una justificación, sobre el verdadero problema que apareció con luz propia, a la luz pública.

La evidencia, no de la falta de erudición, que no es necesaria en un político que aspira a ser Presidente de la República, sino de la ignorancia supina que, desde mi punto de vista debiera ser motivo de descalificación de quien aspira a la Primera Magistratura de la Nación, de una Nación multicultural que nos enorgullece, no es, dentro de todo, siendo gravísima, lo más delicado de la situación.

Es la falta de recursos exhibida por Peña Nieto para salir de un atolladero elemental, primario, sin complejidad alguna, que demuestra sus nulas capacidades para enfrentar  los problemas de una Nación como la nuestra, lo que debe considerarse como un enorme peligro para nuestro futuro, lo que debe encender la alerta de los ciudadanos que aspiramos a un México mejor.

Explica, por otra parte, lo que yo consideraba inexplicable: el terco empeño en entronizar en el PRI al ex Gobernador Humberto Moreira y apoyarlo hasta el límite elástico; establecer una alianza con la Señora Elba Esther Gordillo –le pondré Maestra cuando me lo diga sin rubor el Secretario de Educación Pública-, pensionar con senadurías a su progenie y con gubernaturas a sus incondicionales y hacer lo propio con el Niño Verde, de quien me reservo mis comentarios, por coincidir con los del dominio público. En suma la integración del “Dream Team” del Partido Revolucionario Institucional para 2012-2018. ¡Del Nuevo PRI!

Cuando Denise Dresser, relatando en un programa de radio un encuentro público con Peña Nieto –lo acontecido en la FIL, no es excepción-, dice que demostró que improvisando “es incapaz de construir una frase con sujeto, verbo y predicado”, nos debe obligar a la reflexión, al igual que una reciente y lapidaria sentencia del Licenciado Beltrones que señala el peligro de que llegue a la Presidencia de la República un hombre sin ideas, lo que se convierte en severa advertencia.

En 1980, al inaugurar la I Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, que tuve el privilegio de fundar como Director de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, expresé, y lo he repetido una y mil veces, con plena convicción, que no hay profesional de excelencia en una persona sin cultura y que el libro es el vehículo esencial para lograrla.

He expresado durante muchos años, a mis alumnos, a mis hijos, a mis nietos, que en los libros  se encuentran todas las enseñanzas. Ahora, luego de este episodio singular, tengo que enmendar, agregaré que también de la ausencia de libros, se puede aprender enormemente. También en eso hay enseñanzas. Todo está ahora muy claro en ese espacio de decisión. Ojalá lo entendamos oportunamente. No podremos alegar ignorancia, si permitimos que la ignorancia se empodere en nuestro ya agobiada Nación.

El PRI debe estar haciendo un recuento de daños de lo que pasó. Los ciudadanos debemos hacer un análisis de daños de lo que puede pasar. Ya nos pasó una vez, se eligió a un hombre obviamente ignorante –en ambos casos la ignorancia resulta patente-, que incluso hacía gala de que no leía y estamos pagando aun las consecuencias. La lección debe estar aprendida. Tropezarse con la misma piedra, cometer el mismo pecado, sería literalmente pecado mortal. La auto excusa de que era un buen candidato y luego fue un pésimo Presidente, no vale para la segunda edición.

Lo sucedido en la Feria del Libro no fue sólo de un error, cuya corrección sea posible; se trató de un horror que no tiene solución.

 

Javier Jiménez Espriú

jimenezespriu@prodigy.net.mx

Diciembre 9 de 2011

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