PRI: No pienso, y luego, existo

Vergonzosa, la unanimidad priísta sobre la reforma energética. La nueva divisa en el PRI: No pienso, y luego, existo, escribí en un tuit luego de ver en la televisión escenas de la reunión del consejo del instituto político sostenida el domingo pasado para dar apoyo mediático a su líder máximo en lo referente a la reforma energética propuesta. Vergonzosa y vergonzante, agregaría, al observar tantas caras que lamentaban no tener otra –aunque algunos tienen dos– para presentarla ante las cámaras.

Sí, qué penosa muestra de sometimiento, de subordinación, de sumisión, de servilismo, de abyección, a que están sujetos quienes prefieren la comodidad de la servidumbre recompensada a la lucha por la libertad de manifestación y de conciencia.

Lo digo en esos términos porque, aunque estoy cierto de que algunos apoyaron convencidos o engañados lo que se les propuso, hay otros, la mayoría creo yo, y lo sé porque conozco a no pocos, que votaron contra sus convicciones y en favor de intereses que no son los que decían defender.

Qué pena dan aquellos que no pueden decir lo que piensan y, sobre todo, cuando se trata de asuntos de la mayor trascendencia nacional, como es el caso, silencio que cargarán en sus conciencias, de darse el paso lamentable a las modificaciones constitucionales que se pretende, aun queriéndose amparar en la necesidad de disciplinarse al partido. No puede haber disciplina partidaria que valga cuando se atenta contra la nación.

Buscar engañar a algunos al extremo de hacerles creer, o tratar de hacerles creer, que la fuente inspiradora de la reforma es el general Lázaro Cárdenas –en la guerra vale todo, hasta disfrazarse como el enemigo–, no sólo se les ha revertido mostrando a todo mundo hasta dónde son capaces de llegar los autores de la iniciativa –los que proponían acabar con los mitos y los dogmas y los falsos nacionalismos, para salirse con la suya–, sino que han dejado a sus tropas en la más lamentable de las penurias humanas, la de la vergüenza de mirarse al espejo y apenarse de sí mismos y sujetas al escarnio público.

Pero falta por recorrer todavía buena parte del intrincado trayecto de la iniciativa, empiezan apenas a aparecer las manipulaciones y las verdades a medias, las mentiras dolosas y las tergiversaciones de la información. No hay sino que comparar el dramático diagnóstico que nos presentan sobre Pemex, su desahucio, su total inviabilidad, su carencia de tecnología y de recursos, su quiebra total, contra la presentación que las autoridades de Pemex hacen de la empresa ante los inversionistas, en un PowerPoint a todo color, como la más atractiva de cuantas existen, como la más productiva de cuantas petroleras hay –antes de impuestos, desde luego–. ¿Nos engañan a nosotros, o a los posibles inversionistas?

Desde luego que a nosotros; a ellos ya les ofrecieron dar a Pemex un régimen fiscal más moderado, pero no para beneficiar a Pemex, que luego ya se lo quitarán en utilidades, sino para que ellos, los posibles inversionistas, tengan un régimen más moderado y sean más atractivos sus resultados.

Se negocia ya que los posibles participantes puedan incorporar a sus activos –sin que la nación deje de ser dueña de una sola molécula de hidrocarburo, faltaba más– el valor de los mismos, o del contrato que obtendrían.

En fin, se acomodan las cartas para que en las leyes secundarias las empresas privadas vuelvan a sentirse como en su casa, como antes de 1938.

Así se pretende, porque lo que se quiere con la aprobación de la iniciativa en el Congreso –que al cabo ya se cuenta con la mayoría necesaria de los representantes populares, que ni son tan representantes, ni son tan populares– es un cheque en blanco para que el Ejecutivo haga y deshaga, sobre todo esto último, todo cuanto le venga en gana con el patrimonio de la nación.

Ya lo dijo el conde de Romanones: Ustedes hagan la ley, que yo haré el reglamento.

Veremos si el pueblo está preparado para la democracia, o seguirá rindiendo pleitesía al autoritarismo.

 

Twitter: @jimenezespriu

7 comments

  1. Aura dice:

    Muy dicho amigo.Creo que si hay conciencia ciudadana, lo que falta es determinación.

  2. Leticia Campos dice:

    Excelente artículo. Lo felicito ingeniero Jímenez Espriú!!.

  3. José Miguel González Santaló dice:

    Estimado Javier. Es realmente una pena que asuntos tan importantes para el pais como la Reforma Energética se difundan con una campaña mediática distorsionada y en algunos casos falsa, amén de que en las instituciones que deberían presentar las opiniones de los representados se adopten posturas de aceptación incondicional.
    Felicidades por plantear estos asuntos de manera clara y sin ambigüedades y espero que esto haga reaccionar a algunos.

  4. D .Alejandro Pastrana Martinez dice:

    Estoy totalmente de acuerdo con el comentario del Ing. Jimenez Espríu.

  5. No obstante mi acendrado anti-priísmo, que data de 1968, cuando adquirí conciencia política, siempre reconocí que, en las filas del tricolor había individuos inteligentes, incluso brillantes y hasta patriotas; no se explica cómo es que, en circunstancias tan adversas para México, como las que propone el Ejecutivo en su proyecto de reforma energética, pueden permanecer tan Panchos. Me parece que si todavía hay algunos que tienen un poquito de dignidad, declaren su separación inmediata del partido, sin que por ello tengan que adherirse a ningún otro.

  6. mireya casamitjana dice:

    OK, acepto muchos de tus comentarios, pero què puedo pensar del PRD que lo ùnico que hacen es proteger a sus huestes, no hacer nada cuando les conviene y dejarnos a todos en la inopia? PRI, PRD, PAN, VERDE, y TODOS los demàs partidos son UNA MAFIA… y lo peor, es que los que sì trabajamos, les pagamos y con creces a travès de nuestros impuestos…..los que trabajamos por Mèxico, los que no son ambulantes, los que no son diputados, asambleìstas ò senadores,…. màs todas las huestes de los partidos….) pagamos impuestos… yyyy? parta mantener una bola de huevones, conbvenencieros, inoperantes….? digan lo que digan, NO es de partidos, es de su gente…..

  7. Sergio López González dice:

    De acuerdo con usted, ingeniero. Un gusto leer sus comentarios, con argumentos y bien articulado. Una pena que lo comentado no sea una pesadilla, es la realidad de nuestro México.

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