“La Educación” del Presidente Fox

Con motivo de la celebración del “Día Nacional del Ingeniero”, la Unión Mexicana de Asociaciones de Ingenieros, convocó a una ceremonia que, encabezada por el Presidente de la República, se llevó al cabo el 1º de julio, en la Residencia Oficial de los Pinos.

Aunque no pude asistir entre otras cosas por la recepción tardía de la invitación que me fue enviada como “Invitado de Honor”, honor que agradezco, leí esta mañana, con atención y asombro, los comentarios periodísticos sobre el acto celebrado.

 

Independientemente de que no encontré ninguna mención sobre la importancia de la ingeniería mexicana en el desarrollo ni pasado ni futuro de México –cuestión seguramente trivial-, las expresiones del Presidente de la República sobre el nivel educativo nacional, en relación con los últimos datos de la evaluación PISA de la OCDE, que transcribo: …“tenemos la buena noticia de que México tiene el mejor y el mayor nivel educativo en Latinoamérica. Ocupamos el primer lugar por encima de todos los países latinoamericanos” y “es muy buena noticia saber que 22.2 por ciento de nuestros jóvenes hoy están en las universidades y que para 2006 tenemos que lograr que este porcentaje llegue a 30 por ciento de los jóvenes”, me han producido un profundo desasosiego

 

El lugar 34 y 35 entre 43 países considerados en la evaluación –según las áreas evaluadas-, es para la máxima autoridad política del país “una buena noticia”. Para su Secretario de Educación Pública: “comparados con los con los países de la región y parecidos al nuestro, estamos bien situados”.

 

Mis nuevas preocupaciones no están en la confirmación de lo que quienes hemos dedicado no pocos años al sector educativo sabemos; se ubican en el ámbito de la desesperanza, al constatar que quienes tienen a su cargo el futuro de las políticas educativas del país o se alegran de esos “logros”, o no se han enterado de que en nuestra región de competencia, delimitada por el bienamado Tratado de Libre Comercio con Norteamérica y por la inexorable geografía que comprende países no parecidos al nuestro, estamos terriblemente mal situados.

 

El caricaturista Helguera, en su “editorial” de esta mañana –La Jornada, julio 2 de 2003-, nos sugiere que la calificación obtenida en la evaluación comentada, sobre “comprensión en la lectura”, no se limita al grupo de estudiantes evaluados, sino trasciende a las más altas esferas del poder público. Esta observación, a más de alimentar mi desasosiego, debería servir como señal alarma para quienes, encargados de atender las diferentes responsabilidades del gobierno e informar al Presidente, asuman una actitud de atención y de ponderación republicanas.

 

Parece pues, que la ligereza en las declaraciones y en las ofertas de futuro sigue siendo la divisa política en turno, porque no de otra forma puede considerarse la alegría actual y lo que significa la aseveración presidencial de que para 2006, tendremos al 30 por ciento de los jóvenes en edad de estudios superiores en las universidades.

 

Aceptando sin conceder que ya tenemos al 22.2 por ciento estudiando en ese nivel, ¿le habrán informado al Primer Mandatario cuántos jóvenes significa el 7.8 por ciento restante, cuántas nuevas universidades se requieren para recibirlos, cuántos profesores e investigadores deben formarse para formarlos, cuántos laboratorios, cuántos etcéteras, que tienen su equivalencia, independientemente de la calidad, en recursos económicos de los que se ha regateado a las universidades sistemáticamente?.

 

¿O el “logro” de los deseos manifiestos se pretende dejar, como tantas otras cosas en nuestro país, a la iniciativa privada?. Menudo trabajo para los próximos tres años.

 

“Estamos buscando cómo implementar políticas que nos vayan orientando a tener una mejor formación en este contexto de la evaluación de PISA, que mide no sólo los conocimientos,  sino también habilidades y capacidades para usar esos conocimientos”.  “Se está viendo con la OCDE la participación en un estudio de seguimiento de los jóvenes, ya no una evaluación como esta sino un seguimiento por 10 años de estos jóvenes de 15 años”, declaró el Secretario de Educación.

 

Ojalá lo encuentren pronto el cómo, porque en este renglón fundamental, vital, que es la educación, el rezago es de varas décadas con respecto de los países desarrollados, cuyo nivel es al que debemos aspirar, o no tendremos más remedio que dedicarnos para siempre “a la búsqueda del tiempo perdido”.

 

Ojalá también, que quienes de los responsables del sector educativo del gobierno, se tomen–literalmente- la molestia, de transitar por estas líneas, tengan un mejor nivel de “comprensión de lectura”, que el que refleja el resultado de la evaluación PISA, y actúen en consecuencia y de inmediato.

 

Ing. Javier Jiménez Espriú

Ex Director de la Facultad de Ingeniería de la UNAM. Premio Nacional de Ingeniería Mecánica Eléctrica y de Ramas Afines 1998. Académico de Honor de la Academia de Ingeniería.

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