La ley electoral, como una buena parte de las leyes en nuestro país, parece diseñada para legalizar la impunidad. Los supuestos para impugnar una elección o solicitar su nulidad son tales, que aun antes de plantearla, las voces indican que no se podrá lograr de manera alguna. Que es arar en el mar. Palo dado, ni Dios lo quita, pareciera ser la sentencia pre-vista. Veremos.