En marzo, escribí en “La Jornada” un artículo que titulé “Otra vez la burra al trigo… y los cuervos al petróleo”, a raíz de la propuesta de algunos Senadores del PAN, de “un decreto que modifique el artículo 28 de la Constitución, para dejar como área de exclusividad del Estado, en lo referente a la industria petrolera, sólo la exploración y la explotación de los hidrocarburos, lo que por otro lado, a través de los contratos incentivados recién anunciados piensan nulificar, sin necesidad de modificar la Constitución, sino dándole sólo una violadita”.
Me preguntaba, sobre esta reincidencia en la discusión que con amplitud nacional se dio en 2008, cuando el Presidente envió su propuesta, que fue esencialmente rechazada, de “Reforma Energética”: ¿Será esta nueva andanada contra la industria petrolera una de las monedas de cambio del Presidente Calderón, para que le quitaran de enfrente al Embajador Pascual? ¿Será la intención de cumplir compromisos anteriores con el Banco Mundial el Fondo Monetario Internacional y sus dueños? ¿Se trata de confirmar que este gobierno es como el anterior un gobierno para empresarios? o es simplemente asunto de negocios -¡Pemex is Pemex, but business is business!- que quieren cerrar antes de irse para cosechar las utilidades. Lo más probable –escribí- es que todo sea un sólo paquete.
